lunes, 12 de julio de 2010

VIAJAR, UNA BUENA LECCIÓN


Dibujo de un molino Mallorquín, by Guillermo E Durán.

AL VIAJAR UN ARQUITECTO APRENDE A ARMONIZAR:

EL MEDIO AMBIENTE, NECESIDADES Y DESEOS DE FELICIDAD

Para la formación de un arquitecto viajar es fundamental. Uno aprende a ver las obras y sus contextos. Cada cultura ha construído de acuerdo a los recursos que tenía a su alcance y sus propias necesidades.

En este caso, un molino mallorquín, uno aprecia sus caracterísitcas constructivas. Una torre, con techo de paja, donde estaba el molino y un lugar inferior de depósito y vivienda. El paisaje es rocoso, áspero y la oveja, que dista de estar bien alimentada; la vegetación típica, también es variada de la zona.

Es un placer hablar con la gente de las Islas Baleares. Recorrer los campos Mallorquínes llenos de estos molinos. La mayoría abandonados, uno desea imaginar la escena en que todos esos molinos estaban en pleno funcionamiento.

Armonizar nuestros entornos, necesidades y deseos con el fin de construir historia es la gratificación del Arquitecto.

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